Fondomonetizando
La
arquitectura financiera internacional es una de las peores cosas del mundo
actual. Refleja la correlación de fuerzas donde se impone un poder parasitario,
orientado a la renta por la renta misma sostenida en un gran castillo de naipes
que cada tanto pierde un pedazo.
FMI, una parte del sistema
Podríamos
hablar de muchas partes de ese sistema parasitario: bancos, Banco Mundial,
CIADI, etc., pero vamos a pensar un poco en sólo una de esas partes, mínima, de
esa arquitectura: el FMI.
Cuando un
economista, aunque puede ser cualquier otra persona, te habla de volver al FMI
pará la oreja. Seguro que no te está defendiendo.
El FMI ha
sido la herramienta que tradicionalmente utilizaron los capitales extranjeros
para condicionar las políticas económicas y sociales de un país con vistas a
defender los intereses de capitales trasnacionales y acreedores externos.
Nacida en
la segunda posguerra, en una Convención de la ONU en Bretton Woods, el FMI fue
puesto en marcha con papeles que decían que ayudaría a la estabilización
financiera, a facilitar el comercio internacional, a un nivel elevado de
empleo, la estabilidad económica y hacer
retroceder la pobreza.
Nada tan
alejado de la realidad como esos objetivos.
El FMI representa
los intereses de un puñado de países centrales, de sus empresas mas poderosas y
especialmente de los bancos mas grandes del mundo. Nada que ver con la economía
real, si con la virtual que conduce realmente el mundo.
El Consenso de Washington
Sin que sea
una definición, el CdeW es un conjunto de ideas sobre las cuales se estructuró
el modelo neoliberal de los últimos 30/40 años. Reducción del gasto público,
reforma tributaria con impuestos al consumo y regresividad tributaria,
liberalización financiera y libre circulación del capital, altas tasas de
interés, privatizaciones, desregulación de los mercados, liberalización del
comercio internacional, control de la inflación como parámetro central de la
economía, son algunas de las ideas económicas.
El FMI ha
sido, es, el brazo de presión intelectual y de una supuesta asepsia u
objetividad, al servicio del Consenso de Washington.
Perón
El
presidente argentino Juan Domingo Perón resistió la incorporación de Argentina al FMI. Dice en
1967 al respecto:
“…Cuando en
1946 me hice cargo del gobierno, la primera visita que recibí fue la del
presidente del Fondo Monetario Internacional que venía a invitarnos a que nos
adhiriéramos al mismo. Prudentemente le respondí que necesitaba pensarlo y,
enseguida, destaqué a dos jóvenes técnicos de confianza del equipo del gobierno
para investigar a este ”monstruo tan peligroso”, nacido según tengo memoria en
los sospechosos acuerdos de Bretton Woods. El resultado de este informe fue
claro y preciso: en síntesis, se trataba de un nuevo engendro putativo del
imperialismo….”
Y es
cierto, Argentina adhirió al FMI en abril del 1956, bajo el gobierno de la
“revolución fusiladora” , y su presencia nos acompaña hasta nuestros días donde
nada hace pensar que desarrolla políticas a favor de argentinas y argentinos.
Mas amigo de las dictaduras, pero siempre duro
Como se
dijo, el FMI debutó en Argentina durante la dictadura iniciada en 1955.
Con Arturo
Fondizi fue generoso. Con Jose Maria Guido y su ministro Alvaro Alsogaray, tuvo
algunas asperezas que luego fueron generosamente salvadas. Plena sintonía con
Juan Carlos Onganía. Duros con don Arturo Illia, que no sintonizó con las
políticas neoliberales pero no rompió relaciones. Durísimo con los gobiernos
peronistas de 1973 a 1976 donde el ministro de economía Jose Ber Gelbard
ejecutaba una política en contradicción a sus lineamientos, con fuerte énfasis
en el mercado interno.
La
dictadura 1976/83 fue un momento de éxtasis de las relaciones con el FMI. El
mayor endeudamiento, fuga de divisas, endeudamiento ficticio para comprometer
la continuidad de las empresas del estado, entre otras cosas. Una relación de
amigos
Con Raúl
Alfonsín en la presidencia, el FMI tuvo sus momentos de tensión pero el
gobierno terminó cediendo. La tensión tiene su síntesis en la anécdota del
ministro de economía mas digno de la etapa, Bernardo Grinspun . "Si querés que me baje los pantalones,
me los bajo", le dijo Grinspun al representante del FMI, Joaquín
Ferrán, le dio la espalda y se los bajó.
Ni que
decir con Carlos Saúl Menem donde se llegó a la cúspide de las relaciones
siendo presentado nuestro país como un ejemplo internacional para el FMI, el
mejor alumno. La aplicación de todas y cada una de las reformas “propuestas”
por el FMI nos valió esa distinguida medalla: privatizaciones, transferencia
del sistema previsional, reforma laboral, BCRA “independiente”, reforma
educativa privatista, ajustes, reducción de salarios, apertura de la economía, despidos
de trabajadores del estado, etc. etc.
La Alianza continúo,
casi por inercia, esa política del menemismo hasta el estallido de la
convertibilidad, cuando el FMI se resistió a mantener la provisión de dólares
que fugaban sistemáticamente hacia el exterior.
En la agenda diaria
Quienes
hemos vivido los 80 y los 90 no lo podremos olvidar. Cada misión del FMI que
desembarcaba en el país era tapa de los diarios, días o semanas de tensión
sobre las condicionalidades y, por fin, anuncios de acuerdos. Acuerdos que
desembocaban, a veces públicamente a veces no, en decisiones políticas en
contra del pueblo como las ya citadas.
Siempre.
Siempre. Desde aquel abril del 1956 hasta la presidencia de Néstor Kirchner el
FMI fue un protagonista privilegiado del acontecer económico, y quien dice
económico dice social. Y pugna por seguir siéndolo.
El barniz
que habitualmente utiliza el FMI es dar opiniones técnicas, disfrazadas de
posiciones neutras, pero que llevan detrás de sí una gran carga ideológica a
favor de su representación.
Kirchner
La
transición institucional de los gobiernos pos Alianza mantuvo una relación,
tensa en algunos momentos, pero relación sin ruptura. Y los condicionamientos
siguieron fluyendo.
El 15 de
diciembre de 2005 el presidente Néstor Kirchner anuncia la cancelación de la
deuda con el FMI de alrededor de 10.000 millones de dólares. No era el quantum,
tampoco los intereses ni la falta de voluntad de refinanciarla. La inaceptable
presión permanente sobre las políticas que restan autonomía al gobierno, que
minimizan valor a la voluntad popular, llevaron a Néstor Kirchner a tomar la
decisión.
Para las economías regionales nada
El impacto
de las políticas impulsadas por el FMI sobre las provincias fue demoledor. Se
acuñó el concepto de “Provincias Inviables”. Lo único importante para el
organismo financiero era impulsar la privatización de los servicios públicos,
bancos y sistemas previsionales (Si hasta Ecomchaco SA estuvo en esa agenda).
Sangrientos
ajustes se aplicaron sobre las provincias que hubieran sido peor sin la
resistencia de los sectores populares. La cosa era libertar recursos para que
el Estado Nacional los derivara a los negocios de los sectores privilegiados.
Otra arquitectura financiera
Los últimos
dos presidentes impulsaron la construcción de otra arquitectura financiera.
Tanto Néstor Kirchner como Cristina Fernández desarrollaron una política
diferente en la materia, especialmente sostenida con la articulación
latinoamericana. El camino no ha sido fácil y no se han visto los frutos, pero
es el sentido sobre el que habrá que seguir insistiendo. Un mundo enfocado en
las personas donde lo financiero esté al servicio de lo popular y no al revés.
En el
mientras tanto, la relación con los dueños del mundo debe ser desde acuerdos
con países críticos con el actual funcionamiento, sean de Latinomérica, de
África o de Asia y porqué no de Europa si aparece alguno.
El fantasma sigue rondando…
… o ¿no es un fantasma?
Alguien
podrá preguntarse ¿porqué hablar de éste tema ahora? ¿no es parte de un triste
pasado?
El acontecer
del mundo y las ¿resoluciones? que se toman en el mundo en problemas nos llevan
a pensar que no.
Muchas y
muchos -no sólo en la oposición política o en la ortodoxia económica- proponen
el diálogo con estos sectores, una mesa donde los platos se distribuyen de tal
manera en que no estamos los argentinos.
El peligro
continúa…
Publicado en Diario Primera Línea del 13/10/2013
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