lunes, 12 de abril de 2010

BALAS DE FOGUEO


Lo publicó el Diario de la Región de hoy. Se comparte para el debate.


EL DEBATE DE LA SEGURIDAD, BALAS DE FOGUEO

Por Daniel San Cristóbal*

Cuando en nuestra Provincia se debate la cuestión de seguridad a la luz del ¿recrudecimiento? de la cuestión, es importante hacer algunos aportes al respecto.


TERRORISMO DE ESTADO Y SEGURIDAD

Una Nación y una Provincia cuya dirigencia política –mayoritariamente- y una buena parte de la sociedad buscó evitar el juzgamiento de los delitos de lesa humanidad cometidos por la última dictadura y aún justifica el Terrorismo de Estado debe advertir que esa actitud tiene un correlato casi inmediato sobre su funcionamiento.

A menudo diversa dirigencia reclama justicia ante actos delictivos que se cometen en la calle y se silencia –ensordecedoramente- ante las atrocidades del pasado que aún continúan impunes. No es que el peso de la ley no deba caer sobre quienes comenten un asesinato, es que la señal que desde 1.983 nos hemos dado a nosotros mismos de permitir y avalar –aún caminando entre nosotros- a asesinos, ladrones de niños, rateros y torturadores es un rasgo distintivo difícil de escindir con la violencia que solemos vivir.

Pesada la mochila de una sociedad violenta donde a menudo nuestros mayores decían y justificaban “esto va a reventar” anticipando un golpe de estado y consecuencias violentas para algunos sectores de la sociedad.

Pesada mochila que se visualiza incluso cuando nuestros niños, niñas y adolescentes reciben mezquina información del sistema educativo sobre aquellos procesos de profunda violencia por parte del Terrorismo de Estado.

Hacerse cargo de la seguridad es hacerse cargo de toda la seguridad, la impunidad genera impunidad.


DERECHOS HUMANOS Y SEGURIDAD

Un clásico del debate de la seguridad es usar un par de frases hechas relacionadas con los derechos humanos, en búsqueda de una dicotomía entre identificar y detener a los responsables de determinados crímenes y garantizar los derechos humanos.

Como si fuera que la demanda de justicia trae aparejado el maltrato físico del autor del delito, o pero aún, para obtener la verdad es necesario el empleo de métodos violentos por parte del Estado.

Muchas personas han sufrido la injusticia de un “investigador” que detiene a mansalva y utiliza procedimientos de tortura –física o psicológica- en busca de “una verdad”.

Nada mas alejado de la paz social que violar derechos de algunas personas para reparar el derecho de otras a la verdad. Brindar seguridad a algunos sectores de la sociedad sobre la base de la inseguridad de otros, generalmente mas pobres o desprotegidos, es un error que enciende espirales de mayor violencia.

A tal punto hemos llegado de ésta tensión que alguien propuso no hace mucho cambiar la palabra LIBERTAD de nuestro himno por SEGURIDAD.


¿SEGURIDAD UN PROBLEMA POLICIAL O DE LOS GOBIERNOS?

A mi entender, el error histórico es pensar que la policía planifica la seguridad. Ergo, ante algunos delitos de relevancia las cámaras se encienden y la dirigencia –política y social- reclama hacia allí. Más patrulleros, más policías, más cárceles.

La fuerza policial tiene un efecto disuasivo y un efecto represivo. Pero de ninguna manera agota la complejidad del fenómeno que involucra aspectos tan amplios como lo educativo, lo social, el empleo, el proceso social de diálogo y entendimiento, el desarrollo territorial equilibrado de las ciudades y –nada más y nada menos- la justicia.

Si preguntáramos a los 20 vecinos mas informados de nuestra Provincia 5 nombres de personas que pueden opinar de seguridad con conocimiento nos daríamos cuenta de que no hay nadie.

En ese error está la democracia desde 1.983 para acá. Sin pensar en la necesidad de desarrollar experticia en materia de seguridad en dos ámbitos claves: el poder judicial y el político.


LA POLICÍA NO INVESTIGA, LA JUSTICIA NO JUZGA

Aquellos comprovincianos y comprovincianas que han abrazado – por vocación o por necesidad laboral – la función policial reciben una formación de meses para portar un arma. La formación de un docente nos lleva años, de un policía meses ¿tan poco vale la vida?

La preparación policial para entender procesos complejos, desarrollar investigación para combatir el delito organizado, comprender su importante rol como mediador u orientador en conflictos, NO EXISTE. El viejo paradigma de la policía militarizada, vertical y de mano dura florece en toda la legislación vigente y en la casi inexistente capacitación. Esa formación produce que una porción de la policía sea autoritaria.

El Poder Judicial pareciera un adorno del proceso. También con escasez, por no decir inexistencia, de formación. Aunque una buena parte de los trabajadores ponga su buena onda no alcanza.

No es menor tampoco la señal de no condena a sucesivos delitos de guante blanco y tortura policial, donde generalmente se mira para otro lado. La consigna de la justicia chaqueña parecería NI JUICIO NI CASTIGO, en negación a una vieja bandera de los movimientos de derechos humanos de JUICIO Y CASTIGO.


BALAS DE FOGUEO

La ausencia de intelectuales y profesionales que piensen una seguridad democrática culmina en gobernantes que trastabillan ante las presiones de mayor seguridad.

Como alguna respuesta hay que dar…, se buscan respuestas efectistas, salvadoras, facilistas, algo que libere la tensión, que disminuya la presión.

En fin, balas de fogueo para la inseguridad. Pero no para algunos sectores de la sociedad.

Cada reforma legislativa en materia de seguridad, cada medida tomada a la carrera perjudica, estigmatiza y pone en riesgo un sector de la sociedad. A la cabeza del ranking nuestros jóvenes y los sectores de menores recursos. El efecto termina siendo inverso al anunciado: más inseguridad.

Esta última reforma anunciada en nuestra Provincia no escapa a esa lógica.



Hasta que la sociedad, empezando desde los espacios de gobierno, no comprenda cabalmente que no hay respuestas fáciles a problemas complejos nada va a cambiar para bien. La respuesta del garrote no es una solución.

* Secretario del Partido Frente Grande –orden nacional-.

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